Ello añadido al luctuoso hecho de que un Gran amigo me llamó hoy para decirme que se casaba me ha llevado a pensar en el tema de las parejas, para plantearme ¿cuanta gente de la que vive en pareja estará en este momento enamorada de ella? A mi opinar muy poca, realmente un porcentaje por debajo, probablemente considerablemente por debajo, del 50 %. Aún asi estar enamorado es una cosa que pasa pocas veces. Muchas personas pueden vivir en pareja sin estar enamorados pero queriendo muchísimo a su pareja, algunos de ellos incluso estando enamorados de otra persona. Otros simplemente serán esa la persona que quieran de una manera más similar al amor.
Aún asi en mi opinión la mayoría de los que lleven el suficiente tiempo ni estaran enamorados, ni querran ya demasiado, ni siquiera soportarán a la persona con la que viven. Porque siguen con ella entonces? Varías razones hay:
- El precio de la vivienda
- El miedo a la soledad
- Las mayores probabilidades de sobrevivir de dos en dos.
- La necesidad de cariño, aunque sea falso.
- El recuerdo del amor.
- Un aprecio sincero a la pareja como antiguo amor
- El pensamiento de los problemas que la división pueden segun su criterio provocar a sus hijos
- El acojonamiento de no y las dificultades para ver a sus hijos (hombres mayoritariamente)
- Otras
Parece claro que la familia es, al menos hasta ahora, el mejor método para criar a los niños. Y en muchos casos los niños llevan mal, temporalmente al menos, la separación de sus padres. Si la vida moderna se dirige como estimo yo hacia un modelo en los que las parejas (o los matrimonios no sean de por vida) como se puede gestionar este problema?. No lo se, pero:
- A medida que el divorcio se ha convertido en una situación normal los niños lo van asumiendo como mas normal.
- A medida que el comportamiento se incorpore a la sociedad los imputs que reciban los críos desde pequeños no apuntaran hacia parejas indisolubles o a dar por hecho que el amor es una cosa de por vida. Si los críos no reciben esta información desde pequeños, sino que ya saben o intuyen que sus padres se quieren mucho en ese momento pero que puede no ser así de por vida, ni se extrañaran ni sufrirán mucho cuando el vinculo se rompa.
- La sociedad deberá aprender a articular mecanismos que fomenten el acceso igualitario o casi de los progenitores a los hijos y no que estos sean como ahora en un porcentaje elevadisimo de casos una propiedad de la madre, con la que mediante la restricción a su antigua pareja (el padre) castiga a este por lo que sea que le ha parecido mal de la ruptura
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