“Funes no sólo recordaba cada hoja de cada árbol de cada monte, sino cada una de las veces que la habia percibido o imaginado”
Borges explica en el relato como lo mas importante de la memoria es poder borrarla, a Irineo Funes cada momento podría evocarle recuerdos para un tiempo igual.
“Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes , todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagén visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podría reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero.”

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